Mini Cooper MontecarloFue la sensación de la temporada invernal de rallyes de 1963/64: un David rojo y diminuto con techo blanco dejó atrás a todos los Goliat dotados de potentes propulsores y ocupó el primer puesto en la clasificación general del rallye Montecarlo.

Así, un pequeño coche se transformaba en leyenda de la noche a la mañana. Originalmente fue concebido como vehículo económico, con bajo consumo de combustible, pero la versión Cooper resultó ser un brioso coche que con ese éxito se transformó en el coche deportivo utilitario. Siempre que participaba un Mini, ya sea en su versión normal, Cooper o como coche preparado, la sorpresa era casi segura. Conmocionó el mundo de los rallyes y también hizo de las suyas en más de un circuito, desesperando a los pilotos de coches más potentes y acostumbrados a ganar. La década de los años sesenta fue el decenio del Mini, mucho más allá de las competiciones oficiales. Incluso cuando el Mini empezó a perder la hegemonía en los circuitos cerrados, ningún otro coche de venta en el mercado ofrecía más deportividad, permitía disfrutar más en tan poco espacio y por tan poco dinero.
Transcurridos 40 años, nada ha cambiado. Lo que antes consiguió que el Mini ganase en Monte Carlo, sigue siendo uno de los elementos fundamentales del MINI Cooper: un coche de dimensiones muy compactas, de gran distancia entre ruedas y ejes, capaz de tomar curvas a velocidades asombrosas. Con un comportamiento de marcha que invita a una conducción deportiva.
El John Cooper Challenge, una copa de marca, atrae gran cantidad de pilotos aficionados, especialmente en Inglaterra, el país de proveniencia del MINI. Y al igual que hace 40 años, numerosos jóvenes pilotos de gran talento empiezan a acumular sus primeras experiencias en carreras al mando de un MINI.
Y sobre todo, cualquiera que se siente al volante de un MINI desearía participar en el rallye Monte Carlo. Nadie lo dice más acertadamente que el catedrático de los rallyes, Rauno Aaltonen: "Las dos generaciones del Mini se diferencian del mismo modo de los demás coches. Son extremadamente manejables y responden de inmediato a los giros del volante.